miércoles, 2 de septiembre de 2015

Siempre fuimos globales

“En la Globalización 1.0 había un empleado que te daba el billete. En la Globalización 2.0 la máquina expendedora de billetes electrónicos sustituyó al empleado que te daba el billete. En la Globalización 3.0 tú mismo te consigues el billete” (Friedman, 2006, p. 186)

Siempre fuimos globales. El hombre desde sus orígenes pensó desde la totalidad territorial. La historia de la humanidad es la de una reyerta por la supervivencia y supremacía de una especie sobre las demás: reproducirse, crecer y expandirse. En la historia contemporánea esto se traduce en sistemas coloniales, imperialistas, geoeconómicos y geopolíticos. Nuevos medios que fueron propagándose de forma rauda y virulenta por todo el planeta. Por tanto, se podría señalar que la historia del hombre comienza a narrarse desde su movilidad; de las formas de circulación por el mundo. A partir de su apropiación de la tierra, expansión de los reinos, la circulación por los mares, las rutas celestes, los intercambios de monedas, las aduanas comerciales, los flujos de datos, la confrontación Este/Oeste, Norte/Sur, e incluso la tensión establecida entre el choque de civilizaciones de Huntington (1997) y el fin de la historia planteado por Fukuyama (1992)[1].
     El fenómeno globalizador no es nada nuevo, por el contrario, ha estado presente a lo largo de la historia de la humanidad y se ha manifestado en diferentes fases y olas que podrían sintetizarse de la siguiente manera:
1.   Fase 1. La globalización territorial. Dicha fase contempla 3 grandes olas que sucederán en el mundo antiguo desde la proto-modernidad hasta el Renacimiento:
a.     La Migratoria: emprendida por los diversos grupos humanos en su condición nómada en la búsqueda de espacios territoriales para asentarse, poblar el territorio y construir civilizaciones. Este flujo geográfico de la raza humana permitió la circulación de tecnologías, cultura, formas de organización y ordenamiento social.
b.     La Imperial: aquella expansión territorial que implicó la constitución de imperios que prolongaron sus sistemas administrativos, económicos, políticos y morales a través de luchas culturales unificando territorios, relaciones comerciales y reinados. Esta globalización implicó la confrontación lingüística, religiosa y político-administrativa como lo fuera el caso del imperio greco-latino, el poder de los persas, la confrontación de oriente y occidente y la expansión del mundo árabe.
c.     La simbólica: la expansión del espacio mundial sin trabas ante la búsqueda de nuevas rutas que favorecieran el intercambio de bienes y productos fue la que llevó consigo nuevas corrientes científicas, literarias, artísticas que derivaron en los pre-nacionalismos, el esplendor del arte y la constitución de sistemas unificados de ciencia, arte y religión. Esta ola fue la que derivó en el arte renacentista que se abrió con pretensión universal y el sentir reformista.
2.   Fase 2. La globalización económica. Comprende tres grandes olas que están arraigadas a la modernidad y el intercambio de valores económicos e ideológicos derivados de la Ilustración y el nacimiento del modelo económico capitalista. Dichas olas son:
a.     La colonizadora: contempla la salida al mar de España, Portugal, Inglaterra y Holanda buscando rutas comerciales llegando hasta el Nuevo Mundo expandiendo formas mercantiles, literarias, costumbres, tradiciones utensilios, alimentos, lengua y religión. Esta ola colonialista llegará hasta el siglo XIX.
b.     La liberación de espacios comunicativos: en este periodo la comunicación se torna en un referente de la modernidad como vía para la construcción de los espacios nacionales: plazas públicas, mercados, carreteras, puentes y canales por los que circulan personas, mensajes, ideas y mercancía tal como lo promovía Diderot.
c.     El gran mercado: Instaurada en la era de la nación mercantil universal de los mercados cosmopolitas conceptualizados por Adam Smith. El mundo se torna una colectividad económicamente compuesta y viralizada por la Revolución Industrial y el capitalismo primitivo. La libre competencia, la producción en masa conformaron un mercado único caracterizado por la división del trabajo. La racionalidad mercantil se expandió eliminando el poder del Estado y dando poder a la empresa privada. Son ahora las compañías las que exploran y se expanden por el planeta. La integración económica mundial unificó acuerdos bilaterales, tratados, políticas, vías de comunicación. Empresa, Industria y economía se tornan en sinónimo de progreso.
3.   Fase 3. La globalización mediática. Comprende cinco grandes olas que irán de la modernidad, la modernidad tardía y la posmodernidad y estas son:
a.     El idioma universal: esta es la época de la unidad lingüística que contempla la unificación de la lengua, reduciendo diferencias y particularismos propios del periodo feudal y las monarquías absolutas, hasta la materialización de lenguajes como el sordomudo desarrollado por el abad de L’Epée, la invención del telégrafo óptico de los hermanos Chappe, los sistemas métricos de peso y medida y los símbolos de la fraternidad.
b.     La letra como un imperio: la burguesía, los centros de estudio, los procesos de alfabetización, la mejora económica, la introducción del papel en occidente, la reproducción mecánica apoyada en la imprenta, los libros, los periódicos, las revistas y fanzines se convirtieron en aliados del poder. La palabra se expandió como soporte de la memoria e instrumento para lograr independencias. Así los medios impresos se convirtieron en agentes del cambio social y cultural y aparatos ideológicos en todo el planeta.
c.     La república del pulso eléctrico. La segunda revolución industrial tuvo como fundamento el pulso eléctrico. Esta materia prima permitió la llegada de la era neotécnica teniendo su punto de partida la primera Exposición Internacional de la Electricidad celebrada en París en 1881. Pulsos, amperios y voltios permitieron el telégrafo y  la radio.
d.     La masificación de la imagen. La imagen fotográfica y cinematográfica son la expresión de la masificación e industrialización de la cultura. Comunidades de inmigrantes, viajeros, trabajadores se expresaron en un modo unificado. La foto y el cine se tornaron en una poderosa arma persuasiva, en una expresión artística, en un educador de la mirada y la conciencia, en una maquinaria económica.
e.     Las industrias culturales. La popularización de las agencias de noticias provocó un sistema global de información en que la información era distribuida por toda la faz de la tierra  gracias al cableado submarino y los corresponsales. La industria del periodismo impreso y el mercado de la información nacieron con perspectiva global gracias a la reproducción mecánica, las novelas por entrega, los folletines, los suplementos dominicales, las tiras cómicas y los derechos de autor. Este mismo efecto de reproducción mecánica tan denunciado por Walter Benjamín, tuvo su símil en la industria musical, cinematográfica y artística generando las denominadas industrias culturales donde entretenimiento se fusionaba con poder e ideología.
4.   Fase 4. La globalización corporativa. Esta fase se desarrolló desde la segunda revolución industrial contemplando modernidad, posmodernidad e hipermodernidad y tuvo tres grandes olas.
a.     La Globalización 1.0. La monopólica y transnacional. El mundo dejó de ser el territorio de los gobiernos; los monopolios estatales se fueron diluyendo dando paso a la industrialización trasnacional. Europa se reorganizó y dando pie a una comunidad comercial en la que las empresas comerciales adquirieron un poder salvaje y caníbal. Gas, petróleo, electricidad y demás energéticos se nacionalizaron. Los servicios que antes ofertaba en modo gratuito el Estado quedaron en manos de las empresas multinacionales que de modo desterritorializado se apoderaron del sector salud y farmacéutico, de la industria automotriz, alimentaria, publicitaria y mediática. El umbral entre lo regional, local, nacional, internacional y global inició el darwinismo económico corporativo que derivó en la etiqueta conceptual de lo glocal.
b.     La Globalización 2.0. La telemática. Ondas hertzianas, satélites, redes, microchips, facilitaron la transferencia de mensajes y tecnologías impactando los sectores militares, aeroespaciales y comerciales  que hicieron de los avances tecnológicos parte de las políticas de mercado alterando con ello las soberanías nacionales. El mundo se mediatizó, la sociedad entera empezó a informatizarse. La convergencia tecnológica gestó una nueva geopolítica de la información en que las grandes bases de datos empezaron a ser controladas por instituciones supranacionales y gobiernos que operaban con la lógica panóptica como el Norteamericano. La historia del mundo se concentró e indexó en sistemas de cómputo y plataformas digitales. Hoy la confrontación universal se da por la posesión de esos sistemas de vigilancia, control y represión digital. 
c.     La Globalización 3.0. La global hiperindividualizada. Tal como lo afirmaron Friedman y McLuhan, la Tierra es plana y los negocios operan en la lógica de una aldea global. La vida ocurre alrededor del hipermercado, que nos es otra cosa que la síntesis de las redes: empresariales, institucionales, académicas, políticas y económicas. La racionalidad post industrial enunciada por Peter Drucker e hipermediatizada está confrontando las identidades. Las hibridaciones, las remezclas culturales y mediáticas hiperindividualizadas han generado una gran pantalla global: la de la monocultura.
5.   Fase 5. La globalización cultural. Contempla 5 olas comprendidas desde la caída del muro de Berlín hasta la actualidad. Dichas marejadas son:
a.     La fusionista: La noción de progreso y desarrollo son la visión reduccionista de civilización y cultura que se integraron a la sombra de las economías de la posguerra, la Alianza para el progreso y las revoluciones liberacionistas que dividieron al mundo en Primer y Tercer Mundo. La forma de subsistencia implicó una gran ola globalizadora sustentada en procesos de alfabetización, industrialización y urbanización.
b.     El imperialismo del marketing. El corporativismo, la construcción de marcas y la expansión de los mercados supranacionales de la década de los 50 del siglo pasado, impusieron a la publicidad como la movilización ideológica de las conciencias. Propaganda, persuasión y manipulación, así como las estrategias de conversión doctrinal impuestas desde las relaciones públicas, el periodismo corporativo y las industrias mediáticas propagandísticas que se convirtieron en la industria global de las actitudes y estilos de vida. Las industrias culturales, de igual forma, se pusieron al servicio del expansionismo ideológico y la promoción de patrones culturales del american way of life.
c.     El Nuevo Orden Mundial. La americanización del planeta, la unificación Europea, las revueltas del Tercer Mundo, generaron un tira y afloja de valores, tecnologías y modelos culturales. La comercialización y mercantilización social fue producto de una nueva cultura internacional de información y conexiones comerciales. El sentido único y unilateral dejó en evidencia la imparcialidad manifiesta; el desequilibrio reinante y la manera en que los flujos comerciales, culturales, mediáticos y democráticos desafiaban el orden internacional.
d.     La culturalista. La democratización de los bienes culturales en la década de los setenta y ochenta, generó amplios mercados en los que las políticas culturales y los flujos de riqueza obligaron a nuevas discusiones en las tensas relaciones Norte y Sur y los impactos identitarios que ello acarrea.
e.     La planetaria. Una ola globalizadora emprendida desde abajo, desde la sociedad civil y las Organizaciones No Gubernamentales; adscrita a una comunicación de conciencia, sustentable, preocupada por el Tercer Mundo, la defensa de los derechos humanos y desvinculadas del soporte gubernamental e ideológico. Esto como respuesta al descontrol de las prácticas políticas, económicas, sindicales, mercadológicas, alimentarias y farmacéuticas. Causas sociales, movimientos populares detonarán esta globalización desde abajo organizando foros y cumbres paralelas/alternativas. Las redes sociales digitales reforzarán el híbrido socio-corporativo de impacto global.

     Siempre fuimos globales y el hombre en sus formas expresivas y narrativas ha dejado constancia de ello. El artista, como decía Marshall McLuhan representa las antenas del mundo. Su obra, es el vehículo que transmite el momento que le ha tocado vivir. Se anticipa, en ocasiones, a una época. El arte predice, describe, denuncia, sentencia, condena. El artista, es profeta, portavoz, predicador, propagandista, artífice. El artista construye y deconstruye el mundo: del plano espiritual, onírico, simbólico al terrenal; de las fronteras expresivas a las territoriales. Arte, realidad y expresión se conjugan con el mismo verbo y desde la misma lógica: Cultura-mundo (Lipovetsky & Juvin, 2011).
     Sin lugar a dudas, estos son los tiempos de las fronteras diluidas; las rutas migratorias, coloniales, imperiales, corporativas, mediáticas y culturales expansivas que demuestran que siempre fuimos globales.
     Estamos en un tiempo en que los artistas han retomado estas manifestaciones apropiándose o denunciando el impacto multidimensional de la globalización criticando en muchos casos su naturaleza, las microfuerzas que la propagan. He aquí la historia del hombre en movimiento. He aquí la visualización de las formas expresivas de esos últimos días. Arte y globalización es el binomio que explora este texto.




[1]El debate conflictual entre Fukuyama y Huntington radica en que el primero mantiene una postura triunfalista sobre el capitalismo occidental, así como de la democracia y de los derechos humanos, mientras Huntington, por el contrario, fundamenta la decadencia  de occidente; una declinación que genera una mayor heterogeneidad confluyendo en importantes conflictos entre civilizaciones.

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